Se que tal vez para muchas mujeres no es un placer lo que voy a contar a continuación pero para mi es algo que me intriga y en la mayoría de la las ocasiones me causa gracia.
Como ya he dicho anteriormente, acostumbro a viajar en transporte público porque no tengo auto, pero también disfruto mucho caminar. Camino sin prestar mucha atención a las distancias.
Como ya he dicho anteriormente, acostumbro a viajar en transporte público porque no tengo auto, pero también disfruto mucho caminar. Camino sin prestar mucha atención a las distancias.
Por lo menos cada tercer día me pasa (y no por presumir, ja), que algún sujeto mientras voy pasando a su lado suelta alguna frase que podría ser considerada como "piropo": -scht, scht, ¡flaquita!-, -¡adiós, preciosa!- por ejemplo. Antes y por falta de práctica ante semejante situación, acostumbraba a voltear a ver al sujeto que había pronunciado "tan sentimentales palabras", aprendí que los fulanos que caen en esas conductas inmediatamente voltean la cara cuando se sienten observados por sus víctimas, cuando la mirada del venerado (a) busca la mirada del piropeador. En aquellos tiempos me preguntaba si acaso esos "hombres tan galantes" esperaban que yo les respondiera suplicando amor y ¿qué pasaría en todo caso si lo hiciera?, evidentemente no buscando entablar una relación con él, sino como mero fin de reconocimiento de la conducta.
El viernes al llegar a la ENAH me encontré con algunos amigos que me sonsacaron para ir a beber unos pulques a la famosa Nomás no llores en Xochimilco. Mientras caminabamos por la calle una amiga y yo contamos nueve sujetos que pasaban a nuestro lado recitandonos "bellas y coquetas frases ligadoras". Fue entonces cuando en complicidad con los otros amigos con los que íbamos decidimos hacer un experimento:
I. Carla y yo caminaríamos en forma común por los barrios de Xochimilco, mientras los chicos aproximadamente a seis metros de distancia protegerían nuestra aventura (en dado caso de que fuera necesario).
II. En cuanto un "caballero" nos dijera un "enunciado encantador", nosotras voltearíamos a sonreirle y posteriormente pronunciaríamos frases recíprocas hacia él.
Lamentablemente cuando ya teníamos el plan perfectamente trazado nuestro éxito con los hombres terminó. Muchos pasaron a nuestro lado sin decir nada, sin mirarnos. Nosotras nos entristecimos, mientras nuestros compañeros de aventura a carcajadas se burlaban.
2 comentarios:
DEFINITIVAMENTE RESULTA UTIL EL ENFRENTAR AL PIROPEADOR (EVITAS CONDUCTAS MAS RUDAS), PERO MAS ME PARECE DIVERTIDO YA QUE REGULARMENTE SE SIENTEN EVERGONZADOS, Y CAMBIA INMEDIATAMENTE SU ACTITUD A COBARDES, NO CRES? DE HECHO IBA CONTIGO UN DIA POR MI CASA... LO RECUERDAS.
LOL
No lo recuerdo amiga, ¡lo lamento!, pero es un hecho que no recuerdo ese día en específico porque tu y yo juntas constantemente nos encontramos con "piropeadores", ¿o no?, si no te acuerdas haz memoria en Libano. --jijiji--
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