domingo, 29 de octubre de 2006

Inevitablemente cada vez que nos reencontramos con alguien a quien hace años no hemos visto lo primero que cruza por nuestra cabeza es la condición de su estado físico.

Hoy, después de siete años volví a encontrarme con dos amigas, Maryon y Paty. Es sorprendente y muy clara la forma en la que las tres hemos decidido el cause de nuestras vidas, incluso se puede notar en nuestra apariencia, el vocabulario que utilizamos y más aún en las anécdotas que contamos.

Lo mejor de la noche creo que fueron esos momentos en los que las tres recordabamos nuestro paso por la escuela de monjas en la que estudiamos, la percepción que individualmente se tiene de un momento que compartimos.

Meditando mejor la situación, creo que realmente lo que ahora nos une son los recuerdos, y no lo se de cierto, pero supongo que, si no nos conocieramos de antaño y por alguna razón nos toparamos en algún momento de nuestras vidas, así como actualmente están , tal vez no tomaríamos la decisión de ser amigas, y con esto no quiero decir que el encuentro no haya sido encantador, claro que lo fue, sólo que las tres ahora somos muy distintas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay,amiga, pero, espero que el saldo de la visita sea favorable, no?

¿o qué, no somos como los buenos vinos, que mientras más añejos, más buenos?

AntropoTats Tovarich dijo...

Paty, más que buenos vinos somos como un viejo par de botas que han recorrido tantos y tantos caminos, además de sobrevivir a los devenires del clima y la orografía.